“Del Teatro Pacífico al Humedal del Maipo: una región atrapada entre la historia y el modelo extractivo”
Solapas principales

Este sábado 12 de julio de 2025, el diario La Tercera publicó dos columnas sobre el estado del Sitio Patrimonio Mundial de Valparaíso. Una escrita por el arquitecto Yves Besancon y otra por la académica Paulina Kaplan. Ambas coinciden en lo evidente: el deterioro del casco histórico, la fragilidad institucional y la urgencia de actuar. Pero lo que está en juego va más allá de diagnósticos repetidos: está en cómo y quiénes se proponen solucionarlo.
Kaplan sugiere subsidios, monitoreo, incentivos fiscales, e incluso una zona franca cultural en el Barrio Puerto. Todo parece razonable, salvo por un detalle que pasa inadvertido: ella fue encargada de patrimonio del municipio durante la administración del alcalde Jorge Castro, y en ese rol dejó una estela de inacción. Durante su gestión, Valparaíso recibió recursos públicos para conservación patrimonial, pero el impacto fue nulo. Los monumentos históricos siguieron abandonados, los ascensores se oxidaron, y la comunidad nunca vio una mejora tangible.
Hoy, incluso, el encargado nacional de patrimonio reconoce que el Sitio Patrimonial de Valparaíso está en riesgo, según la propia evaluación de la Unesco. En 2022, la organización entregó 31 recomendaciones urgentes, reiteradas en un nuevo informe este mes, que detecta falencias graves como falta de gestión, escasa recuperación de inmuebles, y vulnerabilidad frente a desastres como el reciente incendio del Teatro Pacífico. Si no se actúa con decisión, Valparaíso podría perder el estatus internacional que ostenta desde 2003.
Kaplan no menciona nada de esto. No reflexiona sobre los errores de su pasado ni ofrece autocrítica. Al contrario, reaparece proponiendo fórmulas que ya se discutieron y que su propia administración fue incapaz de implementar. Su visión privilegia el mundo privado y la inversión inmobiliaria, sin atender las verdaderas urgencias: participación ciudadana vinculante, protección ambiental, planificación con memoria y justicia social.
Y si bien todos coincidimos en que Valparaíso ha sido víctima de abandono y negligencia transversal, también es justo reconocer que la actual administración, encabezada por Camila Nieto que lleva un par de meses en el cargo. Criticarla por problemas estructurales heredados de décadas parece más bien un acto de oportunismo.
Al otro lado de la Región, en San Antonio, el Humedal del Río Maipo también enfrenta amenazas por el modelo portuario extractivo. Esa lucha ambiental refleja la desconexión entre desarrollo económico y sostenibilidad, y dialoga directamente con lo que vive Valparaíso. El problema no es solo patrimonial: es político, ecológico y de modelo de ciudad.
En resumen, Valparaíso no necesita gestiones tibias ni declaraciones que suenan más a currículum que a compromiso. Necesita valentía, transparencia y un proyecto colectivo que surja desde sus barrios, sus trabajadores y sus defensores del territorio. Porque hoy, más que nunca, el patrimonio se protege con hechos, no con nostalgia ni simulaciones.
Y si hay algo que deja entrever la reaparición mediática de Kaplan, es que más que cuidar el patrimonio, parece estar buscando empleo.
Defendamos la Ciudad
Jorge Bustos
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