Royalty Portuario: Más Ruido Electoral, Menos Justicia Territorial
A la clase política chilena, a los gremios que con una mano lamentan y con la otra amasan, y a los ciudadanos que merecen la verdad.
A la clase política chilena, a los gremios que con una mano lamentan y con la otra amasan, y a los ciudadanos que merecen la verdad.
En el Congreso chileno, hay una bancada que no necesita escaños: la de los imputados. Mauricio Ojeda, ex Republicano, está en prisión preventiva por fraude al Fisco, cohecho y lavado de activos. Catalina Pérez, ex Frente Amplio, fue desaforada y formalizada por desviar fondos públicos en el Caso Convenios.
En medio de una seguidilla de tropiezos institucionales, renuncia del presidente del directorio de Empresa Portuaria Valparaíso y fallos judiciales que desnudan años de opacidad, la Corte de Apelaciones de Valparaíso acaba de confirmar s
Europa se farreó su oportunidad. Tenía todo para jugar un rol autónomo en el mundo, para ponerle peso propio a su voz. Pero eligió agachar el moño. En vez de afirmarse como bloque con ideas y estrategias propias, se dejó llevar por los vientos de Washington.
Porque cada vez que el miedo se convierte en candidato, el pueblo termina pagando el precio.
Hay algo que se repite en cada elección: el miedo como estrategia.
Desde Europa hasta América Latina, líderes progresistas se reunieron en Santiago de Chile para enfrentar lo que consideran una amenaza común: el avance de una ultraderecha cada vez más articulada, que ya no necesita tanques ni golpes de Estado, sino que se sirve de algoritmos, discursos de odio y desinformación para ganar terreno.
El royalty portuario, impulsado por la diputada Camila Rojas, el senador Juan Ignacio Latorre y el gobernador Rodrigo Mundaca y otro aspirante al parlamento, surge como una propuesta que busca reparar lo que el modelo de negocios de los puertos chilenos ha fracturado: la relación entre puerto y ciudad.
Cada 14 de julio debería despertar la memoria colectiva de Valparaíso.
Este sábado 12 de julio de 2025, el diario La Tercera publicó dos columnas sobre el estado del Sitio Patrimonio Mundial de Valparaíso. Una escrita por el arquitecto Yves Besancon y otra por la académica Paulina Kaplan. Ambas coinciden en lo evidente: el deterioro del casco histórico, la fragilidad institucional y la urgencia de actuar.
El borde costero de Valparaíso no es cualquier pedazo de tierra frente al mar. Es el lugar donde se cruzan la memoria obrera, el patrimonio urbano, los sueños de la gente común y las tensiones del modelo de desarrollo impuesto desde arriba, desde el centralismo.